martes, 2 de mayo de 2017

Sobre el acoso escolar y sus consecuencias

Hoy es el día mundial contra el acoso escolar. Ya sabéis que soy contrario a los días específicos de cualquier cosa. Sin embargo, por fin se empieza a hacer visible esta lacra que se cobra tantas víctimas, vivas o muertas, a lo largo del año. Por mis circunstancias personales, sabéis que no puedo ser objetivo en este caso, puesto que yo fui víctima de lo que hoy se llama bullying. El caso más grave y notorio sucedió, ya lo sabéis, cuando tenía doce años, que un compañero me puso una navaja en el cuello y me dijo:
— Como no te estés tranquilito esta hija de la gran puta te la clavo en el pescuezo.
¿Y qué hicieron mis profesores, resto de compañeros y comunidad educativa? NADA. Tratarlo como cosa de niños. Unas cosas de niños que me han traumatizado de por vida. Tuve que dejar de asistir al colegio durante días por miedo a que Falcón(esta vez sí voy a dar nombres) cumpliese su amenaza. Como siempre, el vilipendiado es quien debe cargar con el peso de la humillación mientras que el agresor se vanagloria de su "triunfo".
Han pasado treinta y dos años desde aquel maldito episodio de mi vida. Los mismos que llevo esperando y exigiendo una disculpa por parte de aquellos que se dignaron a ver en una navaja en el cuello un asunto de niños, sin plantearse que aquello me marcaría de por vida ante su cómplice silencio.
Espero y deseo que, ya que se hace visible el acoso escolar, esta lacra termine porque NO SON COSAS DE NIÑOS. Esto es algo mucho más serio de lo que pueda parecer.