miércoles, 11 de enero de 2012

Premios, méritos y candidatos


Hace unos días se hicieron públicos los documentos que revelaban que a John Roland Reuel Tolkien no fue merecedor del Premio Nobel de Literatura de 1961 porque su prosa era de segunda categoría, que no estaba en modo alguno a la altura de la narración de alta calidad. En honor a la verdad, soy incapaz de comprender dicho veredicto, ya que considero la literatura del autor de El Señor de los Anillos de una riqueza y una creación extraordinarias. De hecho, creó su propia gramática, conteniendo sus textos una semántica extensa y variada como decíamos hace unos días al hablar de la adaptación cinematográfica de El Hobbit. Siempre he considerado que todo el mundo debe tener acceso a la Cultura en cualquiera de sus manifestaciones, y no quedar reducida al capricho de una sociedad elitista de tontos de las letras o prepotentes pedantes que compiten por su nivel de fanfarronería en vez de mejorar el cultural, por lo que me resulta incomprensible e inconcebible que a uno de los mejores escritores de la Historia, tal como posteriormente se ha demostrado, se le haya negado tan magnífico y prestigioso galardón. Un galardón que se ha de entregar con criterio y rigurosidad, no cegados por un interés de alejar la Cultura del resto del mundo y la sociedad.

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