miércoles, 22 de junio de 2011

Cuando se ignora el Patrimonio

Tradicionalmente, mi pueblo, Los Palacios y Villafranca ha hecho muy poco o nada por la conservación, mantenimiento o restauración del Patrimonio Histórico local, por lo cual jamás se ha recurrido a la arqueología para hacer una excavación, un estudio o una investigación. Poco se conoce del Legado Palaciego, de las civilizaciones que a lo largo de su Historia poblaron sus calles, ni sus costumbres o tradiciones, salvo por los pocos libros que existen referentes al tema. Se ha preferido hacer caso al dinero y la especulación antes que preservar la herencia del pasado, motivo por el cual no me extraña que no se haya prestado atención a la caída del Altar Mayor de la Capilla de Nuestra Señora de la Aurora, una joya del siglo XVIII que hoy por hoy se cree perdida por lo que considero, siempre desde mi punto de vista, la desidia, el desinterés y la falta de formación necesaria en dichos asuntos. Si bien es cierto que El Pueblo no tiene un gran Patrimonio Histórico-Artístico, lo poco que queda ha de mantenerse a salvo, ya que se trata de tesoros de incalculable valor y piezas únicas, que no pueden ser disfrutadas por falta de lugares donde ser mostradas. En esta ocasión, espero y deseo que se haga algo, que no caiga en saco roto, pues no es justo que algo que nos pertenece a todos esté metido en cajas por la incompetencia e ignorancia de gentes que no saben hacer la o con un canuto.

martes, 21 de junio de 2011

Indignados

El pasado domingo tuve la oportunidad de asistir a una de las múltiples manifestaciones convocadas por el Movimiento 15M, la cual discurrió en un ambiente festivo y sin incidentes. Muy lejos de las crónicas televisivas que hablan de convocatorias minoritarias, las calles por donde transcurría la protesta estaban plagadas de gente, de personas que se han rebelado contra los abusos de una clase política que sólo mira a sus intereses e ignora al pueblo para alabar y pelotear a banqueros a los que sólo les importa el dinero y el mercado. De una forma u otra, esto es una revolución como las de antaño, aunque en esta ocasión sin armas ni violencia. A pesar de haber vivido una tarde de emociones inenarrables e indescriptibles, estuve a punto de abandonar la protesta cuando empecé a leer folletos partidistas, en contra de ciertos partidos y abucheos delante de la sede sevillana del Partido Popular, ya que no estoy de acuerdo con que sea una única formación política la rechazada, ni que otros partidos apologistas de la progresía se pongan medallas para quedar bien con un movimiento que está harto de los abusos que todos, sin excepción, están aplicando, ya que este es un movimiento que ha salido del pueblo, ese ignorado por el poder y los Gobiernos, salvo cuando hay que pedirles el voto. El domingo en Sevilla y en otras capitales sólo había personas indignadas, con diversidad de ideologías o sin ellas. Personas que no entienden ni quieren aceptar que sea el pueblo el deudor de una situación de la que no es culpable. Personas que deben y merecen ser escuchadas de una vez por todas, no sólo cuando hay elecciones.

lunes, 20 de junio de 2011

Culto a la apariencia

La superficialidad que domina la sociedad actual ha hecho que a la mayoría sólo le importe mostrar una fachada reluciente, impecable, reflejo de un vacío interior ocasionado por un gran complejo de inferioridad no superado y un ego extremadamente subido e hinchado. Ahora ya no se rinde culto al cuerpo, ya que se adora única y exclusivamente la imagen. Aquel dicho latino de mens sana in corpore sano se ha convertido en una letanía olvidada porque se prefiere sólo se prefiere el físico atractivo, logrado en muchas ocasiones a través de la cirugía estética, o lo que es peor, a base de anabolizantes, productos químicos y demás morralla. Aparte, los cultistas de la apariencia hacen gala de su prepotencia y altanería cuando se ponen a presumir de tamaño de bíceps o definición lograda ante el resto de los mortales, como si creyesen ser elegidos por los dioses para ser superiores al resto, sin darse cuenta de lo patético y ridículo de su forma de actuar, pues no saben ni pueden aportar conversaciones inteligentes, ya que han desterrado cualquier atisbo de la misma al ostracismo y la ignorancia más absolutos. Da pena que sólo se valore la fachada y la imagen, y no todo el conjunto, pues lejos de madurar, la sociedad camina hacia una adolescencia eterna de hedonismo, vanidad y superficialidad, lo cual hace que esto no evolucione en ningún sentido.