martes, 12 de abril de 2011

Miedo a hablar

Parece mentira que haga más de treinta años que vivimos en democracia, ya que en algunos lugares discrepar con el equipo de Gobierno supone ser señalado con el dedo y ganarse enemigos personales por el simple hecho de pensar diferente. En mi pueblo, Los Palacios y Villafranca, sucede esto de forma tan habitual como vergonzosa, y ya es hora de denunciarlo públicamente, pues no se puede mancillar la libertad de expresión o pensamiento porque al político de turno le plazca, venga en gana o le salga de la zona genital, por si alguna se siente aludida y me denuncia por lenguaje sexista, que tan de moda está. Como si de una época pasada se tratase, cuando se habla de política, se ha de hacer bajando el tono de voz, con miedo, pues pensar diferente a lo oficial está tan mal visto que puede ocasionar que no se logre un empleo en la administración pública local o cualquier servicio básico y necesario. Esta actitud dictatorial, caciquil, fascista, no debe ser tolerada bajo ningún motivo, y denuciada públicamente para que sea conocida. Nunca he tenido miedo de decir aquello que pienso, y esta ocasión no va a ser menos, por lo que una vez más vuelvo a agitar el estandarte de la Palabra y a su vez el de la Libertad de Expresión para reclamar un pensamiento hetérogéneo, alejado de la corrección política y el pensamiento único. Necesitamos que exista la irreverencia, la discrepancia, porque así la Democracia goza de salud, y no es mancillado por políticos adictos al peloteo más servil e ignominioso.