jueves, 13 de enero de 2011

Primera víctima

Las palabras se repiten, la impotencia sigue intacta, y mi condena se hace aún más obligada, pues este recién estrenado 2011 ya se cobra su primera mujer asesinada a manos de su pareja o ex pareja. Como viene siendo habitual en estas columnas, las palabras se me atrancan, y sólo se me ocurre el insulto fácil, cuestionar la hombría del asesino, sin presunciones ni otras nimiedades o gilipolleces, porque me cansa escribir sobre ello, viendo que la sociedad no toma consciencia de esta lacra, este cáncer que se llama violencia de género. ¿Cuándo se dejará de entender el amor como posesión? ¿Cuándo se respetará que el amor no es eterno, y que puede acabarse? ¿Cuándo se aceptará que la otra persona ha dejado de sentir? o ¿cuándo se entenderá que si el amor no se riega, cuida y mima se marchita como una flor abandonada? Tantas preguntas sin respuesta, tantas situaciones que soy incapaz de entender, y mucho menos aceptar... El año pasado se alcanzaron unas cifras vergonzosas, y este año que comienza, la ignominia hace acto de presencia cuando apenas llevamos 10 días de recorrido. ¿Por qué coño no se educa para que se traten a las personas con respeto? Estoy hasta los cojones de ver cómo se fomentan los valores negativos en nuestro entorno, y se relegan a la burla y el olvido las buenas formas, la cultura o la comprensión. Si esto es evolución, que me dejen vetusto, anticuado y desactualizado.

lunes, 10 de enero de 2011

Tabaco, tolerancia y prohibiciones

Abro la columna de hoy como no fumador tolerante, y como tal, me manifiesto contrario a la nueva normativa, pues no sólo es injusta y discriminatoria, sino una ruina para la hostelería, y un atentado contra la libertad individual de las personas. Puedo entender que el tabaco es perjudicial para la salud, que mata, hechos probados hasta la saciedad, pero de ahí a discriminar a no fumadores por el simple hecho de serlo, y convertir al resto de ciudadanos en delatores, usando una ordenanza fascista, totalitaria, antidemocrática y no sé yo hasta qué punto anticonstitucional, existe un gran trecho. Es cierto que el derecho a la salud debe prevalecer, pero también hay que pensar que se debe educar para que la gente deje el hábito del tabaco, en vez de prohibir, en vez de atentar contra las libertades individuales, motivo por el cual aplaudo la insumisión de locales y restaurantes disidentes con esta ordenanza, e invito a ello desde esta columna. Hace unos años, cenando con unos amigos, uno de ellos abandonó el local donde tapeábamos para fumarse un cigarrillo, pues entendía que no debía molestar al resto de comensales, y antes, otro amigo me pidió permiso para hacerlo, pues yo no había terminado de almorzar, dos ejemplos de civismo que se añoran en esta ley, que sólo busca confrontación, división y enfrentamiento, como sucedió en los momentos previos a la guerra civil, algo que los viejos del lugar se empeñan en recordar, y que los más jóvenes debemos aprender y recordar.