martes, 15 de noviembre de 2011

Italia libre de dictadores

Que Silvio Berlusconi nunca ha sido santo de mi devoción es algo tan notorio como público, debido a que no soporto a los dictadores sea del índole que sea, y menos si mancillan la Democracia con sus leyes a medida para salir indemnes de sus abusos de poder. El Gobierno de Il Cavaliere ha sido un escándalo constante, donde la mujer ha sido despreciada y tratada sin respeto por el hecho de serlo. A este magnate le ha podido más el golferío y sus vicios personales que solucionar los problemas de Italia, los cuales parecen importarle poco o nada, pues no sólo negó la crisis, sino que se mofó de la misma. Si patético resulta el aún presidente del Gobierno español, lo de este antiguo cantante de cruceros convertido en mangante(perdón, quise decir magnate) es repulsivo, vomitivo y asqueroso. ¿Cómo se puede permitir el lujo de tratar a las mujeres como mercancías con las que comerciar? A este vulgar imitador de personajillo caído se le debería dedicar el más absoluto ostracismo, ya que no se merece otra cosa. Ninguna Democracia se merece individuos como los nombrados en el artículo de hoy, porque no sólo restan prestigio al lugar que lo representan, sino que humillan a sus habitantes, que dan una imagen exenta de respeto ante el resto del mundo, y eso es algo que ningún pueblo se merece, por muy patéticos que sean sus representantes.

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