jueves, 15 de septiembre de 2011

¡Viva la Democracia!(siempre que puedas pagarla)

¿Cuál es el precio de la Libertad? ¿A qué se debe renunciar en nombre de la Democracia? ¿Por qué los ciudadanos deben pagar los platos rotos del despilfarro cometidos por nuestros representantes? ¿Quién es el desalmado que está a la cabeza de los Mercados? Mucho me temo que estas serán preguntas retóricas que quedarán sin respuesta, o de tenerla serán populismos y capotadas para evadir un tema realmente preocupante. Que nuestros representantes, y no sólo la clase política, hayan regalado el Estado de Bienestar a unos especuladores que sólo quieren dinero y beneficios en sus cuentas bancarias sobrepasa la vergüenza, la ignominia y el oprobio, pues siguen lucrándose, aunque en menor medida. ¿Por qué no hay un líder que les plante cara y cojones? No hablo de movimientos alternativos, sino de una alternativa real ante el fracaso del capitalismo. El precio de la Democracia no debe ser el plazo de una hipoteca, ni el de bonos o la deuda nacional. Hay cosas mucho más importantes que un puñado de billetes, sin importar que sean dólares, euros, yenes o pesetas. La Democracia y la Libertad deben prevalecer por encima de los intereses particulares de uno cuantos, puesto que se ha luchado durante generaciones contra estos abusos a los que estamos siendo sometidos. ¿Acaso ya se han olvidado a los muertos que quedaron en el camino? ¿Tan poco importa la sangre derramada de aquellos que lucharon por un mundo mejor?

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