viernes, 10 de diciembre de 2010

Técnicas de pintura imposibles

Me encanta pintar miniaturas, siendo algo que me relaja y me permite aprender día a día, con nuevas técnicas, nuevos pigmentos, colores o formas de aplicar el color. Y hoy sólo hablo de la pintura, ya que si nos introducimos en el apasionante mundo de la transformación, no terminaríamos nunca. Hoy quiero hablar de algo que la Escuela Francesa lleva años practicando, y es el color metálico no metálico, o non metalic metals, que a base de decapados, difuminados y sombras y luces extremas consiguen imitar a la perfección el efecto de los colores dorados, plateados o metálicos, valga la redundancia. Ayer empecé a desarrollar esta técnica harto difícil, imposible para mí en estos momentos, pues como un amigo ha definido, es la Champions League del modelismo, lo cual, lejos de desanimarme, me motiva de forma importante. He empezado con la miniatura del Sanguinor, y si bien no tengo fotos aún, iré haciéndolas para mostrar aquí el desarrollo de la misma. No sé si en la tienda seré bien aconsejado, pero me gustaría. De todas formas, sé que puedo contar con un querido amigo que no dudará en pedirme que meta en disolvente la figura si cargo demasiado los pinceles o no hay forma de corregir los errores.

jueves, 9 de diciembre de 2010

30 años sin alzar la voz por la paz


El tiempo transcurre a su ritmo, unas veces de forma más rápida, otras más pausada. A veces nos damos cuenta de cual es su paso cuando echamos la vista atrás y recordamos ciertas efemérides. Hoy es uno de esos momentos, uno des esos instantes en los cuales me doy cuenta de cuántos años han transcurrido, pues tal día como hoy John Lennon era asesinado y su mensaje por la paz acallado, en un frío ocho de diciembre de 1980. Mucho han cambiado las cosas desde aquel entonces, y casi nadie alza la voz por la paz, ya que prefieren manifestarse contra la guerra, lo cual genera más violencia si cabe. Por eso, desde hoy ese cartel de No a la Guerra desaparecerá de esta bitácora. Poco puedo añadir sobre la música del músico de Liverpool, pues decir que me encanta es quedarme corto, y soy incapaz de pensar qué haría de estar vivo, pues es algo que no me he planteado, ni siquiera cuando una compañera de estudios me planteó la pregunta. En esta ocasión, no voy a poner una foto, como suele ser habitual en mis obituarios, puesto que voy a compartir un vídeo, el de Imagine, mi canción favorita. Dice muchísimo esa canción en mi vida, y es necesario hacer ver cuán importante es la imaginación, la paz y el amor en este mundo de soledades y aislamientos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Causalidades y cosas extrañas

Han transcurrido más de dos años desde que escribí el artículo Once puñaladas, en el cual, una vez más, volvía a denunciar la violencia de género, posicionándome en contra y rechazándola de pleno, pues es lo menos que puedo hacer. No hablaría de este caso en concreto si no fuese por una llamada recibida hace unos días, que provenía de la única hija de aquella señora, para agradecerme que no olvidase a su madre. Yo sólo respondí lo que siempre digo aquí, que era mi obligación, mi deber, pero no fui capaz de articular palabra, pues la sorpresa me impedía hacerlo. Causalidades como esta, me hacen reforzar mi compromiso por una igualdad real, y no de galería, por la exigencia de leyes más duras y una consciencia de rechazo social hacia el maltratador, que es cualquier cosa menos una persona. Me reafirmo, con más fuerza si cabe tras esta llamada, en mi obligación moral, y no dejaré de escribir nunca sobre este tema, mientras se sigan cometiendo estas barbaridades, mientras las leyes les permitan cobrar pensión de viudedad si son declarados culpables de homicidio o tener derecho a la herencia que les corresponde, cuando su único derecho debería ser pudrirse entre rejas de por vida. Poco me seguirá importando que me digan que escribo demasiado sobre el tema, pues no cesaré en demoler con la pluma, a golpe de teclado las injusticias de esta sociedad decrépita, de este mundo podrío, sin ética, donde ya no queda ni la estética.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Alas para volar

Mientras leo la novela La Roldana, de Pilar de Arístegui, digiero un pasaje en el cual el padre de la imaginera hispalense le aconseja sabiamente que no deje que nadie le corte las alas para volar donde ella quiera. En la vida real, son muchas las personas, las gentes que nos encontramos con esa cruel afición y se pueden evitar de mil formas, ignorándolos, apartándolos de nuestro camino o enviándolos a lugares escatológicos como la mierda. Sin entrar en los motivos que los lleven a esto, pues requeriría una reflexión más profunda y exclusiva, quisiera decir que no sólo el ser humano corta las alas de quien quiere ser libre, puesto que el destino suele amputarlas de raíz, sin dar oportunidad de sublevación o rebelión o a que vuelvan a salir, pues es así y te jodes. Punto. No hay más. Patalear no sirve de nada, y quejarse, mucho menos. Tus sueños, aspiraciones o la misma vida se quedan enquistados mientras los ves pasar encadenado a una rutina tan detestable como incomprensible, de la cual es imposible salir. Me pregunto tantas veces el porqué de esto, de estas cornadas de ese toro llamado destino... No hay derecho a que suceda esto, a que los caprichosos dioses arrebaten el derecho a vivir de las personas, condenándolos a algo peor que la mismísima muerte, pues es una vida no vivida, postergada por esos designios tan crueles e inevitables. Me pregunto por qué no obtengo respuesta.