viernes, 12 de noviembre de 2010

Tradiciones culturales

Bajo el eufemismo de las raíces, la tradición o las costumbres, por ilustrar con tres ejemplos, se cometen las mayores barbaridades contra la dignidad de las personas y su vergonzosa e ignominiosa justificación encuentra un letal aliado en el silencio del resto. Crueldades como la ablación del clítoris, el entierro en vida que supone el burka o los embarazos en niñas de corta edad deben remover las consciencias y ser rechazadas de pleno, sin plantear matices sobre los mismos. Si hace un tiempo hablaba sobre el burka, hoy quiero reflexionar sobre el embarazo de una niña de nueve años. Aquí no hay tradición cultural, ni raíces ni gaitas en vinagre. En esta ocasión sólo podemos hablar de pederastia. Así de claro, sin florituras ni palabras que adornen este grave delito y crimen. Aquí existe una víctima, una inocente niña que ha perdido su infancia. ¿Quién ha abusado de ella? Poco importa, tanto da, porque le ha destrozado su existencia, robado su infancia y condenado por pensar con la polla y carecer de sentido común. Me pregunto cada vez más dónde están esas feministas de galería que discriminan todo lo masculino, y sólo les importa que no haya discriminación en el lenguaje, valga la redundancia. Me pregunto por qué no les atañen estos casos tan graves, por qué no hacen nada. Me pregunto el porqué de su silencio cómplice. ¿Acaso una niña gitana rumana no tiene los mismos derechos que si hubiese nacido paya en España?

Apellidos

Entre la mala gestión de un gobierno tan incompetente como inútil, esta crisis, de la cual no salimos ni a la de tres o las corruptelas corruptas de la corrupción, sumadas a la telebasura y otros entretenimientos para el pueblo llano, nuestro Ejecutivo no tiene otra cosa más importante que hacer que legislar sobre el orden de los apellidos. Bajo el argumento de la (supuesta) igualdad o no sé que estupidez supina, dejan en manos de un juez la última palabra si no hay acuerdo entre ambas partes, que usaría el lógico criterio del orden alfabético para finalizar disputas. Parece que a estos apologistas de la progresía, la tradición les parece una maldición, como diría La Polla Records en su canción Cara al Culo. Aparte, países con más modernidad que España, como es el caso de Francia o Estados Unidos, hacen que la mujer adopte el apellido del marido, y nadie pone en tela de juicio la igualdad entre hombres y mujeres. Con una ley que no es más que una cortina de humo, la gente olvida que ya se puede cambiar el orden de los apellidos. Dudo mucho que la gente acuda en masa para ésto, porque España es un país tradicional, de profundas y arraigadas tradiciones, valga la redundancia, y tenemos cosas más importantes en las qué pensar, y no en tales paparruchadas sin sentido.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Ortografía

No voy a hacer caso de las nuevas leyes gramaticales. Existen muchísimos motivos, pero el principal de esta insumisión es que considero la Lengua Española tan rica como variada, y estimo que esta nueva revisión es un atentado en toda regla contra dicha riqueza, así como un despropósito y una auténtica gilipollez. No voy a entrar en análisis, ya que no soy más que un humilde escritor, y como me alejo de la carrera de Filología Hispánica, no sabría hacerlo. Aún así, como enamorado de la Palabra y del Idioma, me veo en el deber ineludible, moral y personal de tirar de las orejas a esos académicos que piensan que nuestro Idioma debe empobrecerse con tanta norma que no viene a cuento. ¿Acaso olvidan su lema, limpia, brilla y da esplendor? Me niego a escribir ceta cuando debo decir zeta, a privar de los acentos a las palabras o desterrar la ortografía de mi diccionario. Desde estas líneas, quiero osar invitar a esta sublevación, puesto que no debemos consentir que ningún chupatintas empobrezca con su ignorancia la Lengua Española.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Mi primera partida de AD&D

Ayer domingo jugué por primera vez en mi vida a Dungeons & Dragons, cumpliendo así uno de mis sueños más antiguos, a la vez que estrenaba mis dados poliédricos de colorines, comprados hace tantos años que su origen se pierde en la noche de los tiempos, pues una tienda desapareció y la otra mutó a un carguero de marines coloniales. A pesar de haber jugado al rol hace años, no regresé hasta ayer a sentarme como jugador, valga la redundancia, pues las otras veces han sido partidas cargadas de comicidad, guasa y mucho sentido del humor. Ahora que regreso al rol, mis ansias de juego han sido calmadas, aunque estoy deseando que pasen estas dos semanas para retomar la aventura, y ver crecer a Presto, mi personaje, un Clérigo Humano de Nivel 5, cuyo nombre viene prestado de uno de los personajes de la serie de dibujos animados que se emitía los sábados por la tarde, a las 3 y media en la primera cadena, y que me hizo conocer muy vagamente aquellas primeras aventuras en tablero, y después en el manual y la ficha de personaje. Apasionante como pocos, con una legión de seguidores, la espera ha merecido la pena, no arrepintiéndome de haber tardado tanto en conocer este sistema de juego.