miércoles, 27 de octubre de 2010

Neofeudalismo

Esta crisis hace mucho que dejó de ser sólo económica, para mutar, transformarse y enseñarnos su cara más amarga, cruel y despiadada, pues nadie aporta soluciones que vayan más allá de lo económico. Sin voces que discrepen, filosofías que vayan más allá del capitalismo mordaz o librepensadores que cuestionen cualquier tipo de poder, podríamos decir que vivimos en un neofeudalismo, puesto que los bancos son los nuevos señores feudales que controlan todo. Hace años, cuando empecé a jugar al rol, se hablaba de gobiernos corporativos, cuyas cabezas visibles eran tan abstractas que era cuestionable su existencia, pues los grandes holdings empresariales controlaban la existencia del mundo. Aquello que sonaba a ciencia ficción durante los 90, es una realidad actual, puesto que los bancos son los nuevos señores feudales, que disponen de la infraestructura suficiente para mantener el orden establecido y que nadie se oponga a ello, bien sea económica, social o políticamente, nombrando vasallos a quienes se entrampan en ese yugo llamado hipoteca, préstamo o de otras mil formas. Se repite la historia, y nadie parece haber aprendido, puesto que los poderosos lo son aún más, y el resto del pueblo, la plebe o populacho sigue muriéndose de asco, pena o hambre.

martes, 26 de octubre de 2010

Cuando el burro cae, se le dan los palos

Entre las mil cosas que acaban con mi paciencia, que no permito ni tolero, se encuentra esa advertencia a posteriori del mira que te lo dije, que suele usarse para reafirmar la razón de alguien que se cree en posesión de la verdad. Este tipo de personas es incapaz de aceptar o tolerar que existan errores, tanto propios, como ajenos, y en este ultimo caso, se regodean en la satisfacción de ver sumidos en la mierda a quieres ellos ellos impusieron su criterio y no dejaron errar. Hoy me he enfrentado a alguien así, que me ha acusado de no darme cuenta de la gravedad de una situación vivida en las últimas horas. Sólo un milagro, y mi educación recibida ha evitado que la enviase al lugar donde ella disfrutaría verme hundido, porque prefiero enseñar los dientes antes de sentirme humillado por alguien que, lejos de aconsejar, únicamente sabe mandar y entrometerse en mi vida sin habérselo pedido, al estilo de un desfacedor de entuertos medieval o perteneciente a la novela de caballería que tan sabiamente criticó Cervantes en su Quijote. No voy a permitir que absolutamente nadie cuestione mi forma de asumir la realidad y las cornadas del destino, pues soy muy consciente de mi entorno y todo lo que sucede a mi alrededor, ya que vivo en un mundo real,y no en un paraíso idílico donde todo es perfecto y de ensoñación, algo que deberían saber quienes osan criticarme por no ser igual al resto, ni quererlo.