sábado, 3 de julio de 2010

Funerales, tabernas y respeto

Han transcurrido apenas dos días desde que me vi obligado a asistir a un funeral en representación de mi familia. Pese a que a primera vista esto sería algo que corresponde al ámbito de mi vida privada y no debería ser destacado, me veo obligado a escribir sobre ello por el vergonzoso e ignominioso espectáculo al que me vi obligado a asistir. Repleta la Iglesia donde se despedía al difunto, el sonido del silencio había quedado eclipsado por un oprobioso barullo digno de una vulgar taberna, con conversaciones tan baladíes como superficiales que discurrían entre los caracoles del invierno, la Selección Española, los Mundiales o suputamadre(sic). Lejos de ser un lugar donde se presentan exequias al finado, a la gente le importaba poco o nada que el Templo fuese un lugar de oración y recogimiento donde se le daba el último adiós a alguien. Llamaba la atención que no fuese juventud la muchedumbre organizadora del barullo, que cual gallinas cacareaban unas carcajadas que contrastaban con la pena de los familiares y su profundo e inmenso dolor, sino personas de mediana edad, que sobrepasaban los 50 años. Público que ignoraba a un párroco que pedía silencio. En aquel momento era incapaz de entenderlo, y hoy sigo igual, más aún si cabe el momento en el cual esta turba osa criticar a la juventud, valga la redundancia por su falta de respeto. He de reconocer que si no me retiré de aquel entierro era porque representaba a mi familia, ya que de haber sido algo personal, no sólo hubiese partido, sino que hubiese gritado con todas mis fuerzas: ¡SILENCIO, POR FAVOR, QUE ESTAMOS EN LA IGLESIA!

jueves, 1 de julio de 2010

Generando beneficios

Un par de horas antes del partido que enfrentó a la Selección Española con la Portuguesa, mantenía una conversación con una amiga a la cual explicaba que no me da la gana de apoyar a Combinado Nacional porque no era mi prioridad en la vida mostrar mi respaldo a unos pijos puteros, golfos y analfabetos que ganaban un inmerecido millonario mientras corrían detrás de un balón. Ella me replicó que estaba equivocado, porque ese salario era el resultado de unos pingües beneficios dados por la venta de camisetas y otros menesteres. Aquello me hizo reflexionar y preguntar si oncólogos, pediatras o médicos de otras especialidades, así como otras profesiones como la enseñanza o función pública deben pagar por prestar sus servicios, ya que las empresas que les contratan no producen beneficios, sino todo lo contrario. Un planteamiento tan escandaloso como ridículo. No obstante, nadie se parará a meditar esta descompensación económica. Y es que, a mi entender, los futbolistas son parásitos que no aportan nada productivo a la sociedad, por muy decadente que ésta sea. Roza el escarnio y sobrepasa la ignominia que se destinen inmensas fortunas a la nómina de un pelotero y se trate de ahorrar en investigación contra el cáncer, el alzheimer, sida o cualquier otra enfermedad, mientras la gente lo permite, mira a otro lado y es incapaz de reaccionar porque no lo desea.

martes, 29 de junio de 2010

Trailer exclusivo de La Sexta: Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte



A pesar de haber quedado bastante decepcionado con el final de la saga de Harry Potter, las primeras imágenes de ésta, su última película, me hacen pensar que su versión cinematográfica pueda superar con creces la literaria.
Pese a no haberme llamado la atención en principio, conocí al niño mago de mano de una pareja de amigos a los que adoro y mi anterior grupo de amigos, con los que hoy ya no tengo relación por los avatares y giros del destino. Durante estos años he disfrutado con sus aventuras y desventuras, viendo cómo maduraba el personaje y las historias se volvían más complejas, dejando la infancia y los trucos de niños para volverse un argumento más tenebroso, casi de terror. He de reconocerme más seguidor de las novelas de J. K. Rowling que de las películas, criticando alguna con extremada dureza, al notar que partes importantes no habían sido relatas audiovisualmente. Ahora nos encontramos ante la primera parte del final, y si bien lo visto tiene muy buena pinta, también puede desinflarse sin remisión. Habrá que esperar hasta noviembre y comprobar el resultado.

lunes, 28 de junio de 2010

Sobre el burka, velos y derechos de la mujer



Recuerdo vivamente el momento en el cual escuché hablar del burka por primera vez. Era a principios o mediados de la década de los noventa cuando los talibanes invadieron Afganistán, destruyeron las estatuas de Buda talladas en piedra e impusieron esa prenda a la Mujer. En aquel momento saltó un escándalo de dimensiones mayúsculas, donde nos mostraban la prisión en las que ellas se veían obligadas a vivir, desprovistas de todos y cada uno de sus derechos, pues sólo podían ver el exterior a través de una rejilla. Hoy las cosas han cambiado, y no se ve el burka como lo qué realmente es. Un ataúd que destruye la dignidad femenina. Punto. No hay otra visión posible, y debemos hacer entender al resto de la sociedad que es así. A partir de esta interpretación, deberíamos empezar el debate sobre si se debe permitir su uso o no en los lugares públicos. Estoy de acuerdo con Bibiana Aído cuando dice que la prohibición condenaría y discriminaría aún más a sus portadoras. Por fin dice algo coherente. Lejos de prohibir, se debería educar en igualdad, y enseñar qué pasa cuando alguien lleva esta maldita prenda, para así hacer ver cuán peligrosa es. Y no hablo de seguridad, sino de dignidad, algo que olvidan quiénes pretenden hacer creer que es cultural. ¡Y una mierda! Una mujer sepultada en algo que la hace invisible está lejos de formar parte de la cultura, ya sea cristiana, musulmana, judía o pagana. Por eso debemos luchar por la dignidad femenina, su papel en la sociedad, lejos de hembrismos revanchistas y decir una y mil veces NO AL BURKA. No es necesario prohibir que se ponga, sino educar para que se rechace de pleno, para que sea desterrado al ostracismo y el olvido. Porque hay que mirar al cielo, porque nadie debe enterrar en vida a la Mujer, y menos en nombre de un dios o una religión.

domingo, 27 de junio de 2010

Niña Repelente: Episodio 2

Vísperas de batalla

Calma tensa se respiraba la víspera de aquella cruenta batalla contra la Legión Negra, comandada por Abaddon en aquella ocasión. Varios capellanes, entre ellos Lemartes y uno de sus asistentes, Palafox, examinaban a sus hermanos para comprobar que no fuesen dominados por la Rabia Negra, y no terminasen sus días embutidos en las armaduras de color azabache, decoradas con las aspas encarnadas, pertenecientes a la Compañía de la Muerte. En la Capilla del Hermano Sanguinius, alejado de todo, en profunda meditación, delante del Altar del Primarca, se encontraba arrodillado, sujetando su enfundada espada de energía el hermano Virgilio, recitando las letanías que rodeaban su arma, que contaban en gótico antiguo las gesta del Emperador. Desprovisto de su casco que reposaba encima del Altar junto a su bólter artesanal, decorado con un cáliz repujado en oro, dominaba así sus visiones de Sanguinius en el Palacio Imperial y la Última Batalla, que le enfrentó al Architraidor Horus, cuyo nombre siempre es maldito por todas las compañías de los Ángeles Sangrientos. Así aguardaba su confrontación, deseoso de entregar la vida por sus refrenar sus sanguinarios y sangrientos instintos...