viernes, 26 de febrero de 2010

¿Sí o no?

Al regresar de comprar la prensa diaria, y antes de comenzar mi jornada laboral, me detengo a saludar a un amigo y desearle una feliz jornada, entablando una conversación sobre la segregación actual que la sociedad y los grandes medios de comunicación nos están imponiendo. Mi amigo hablaba de la opinión de la gente en global, de las encuestas de los telediarios, que están divididas en dos únicas opciones, una a favor, otra en contra, quedando excluida la de indecisos o que no quieren contestar, la más interesante, desde mi punto de vista, así como varios matices entre sí y no. Un radicalismo que no hace más que crear un clima de crispación y enfrentamiento, que aleja a las personas de la tolerancia y el respeto, ya que se hace ver que hay que estar a favor o en contra, pero no ser neutral o matizar en opinión, valga la redundancia. Esta corriente radical nos hace ser menos libres, y nos encierra en dos rediles, dos únicos rebaños, donde la disidencia está castigada con el ostracismo y el aislamiento social, así como la burla perpetua y la falta de respeto que todo lo anterior conlleva. En esta actual sociedad sólo nos dejan pronunciarnos de una forma u otra, votar a azul o rojo, ser partidarios o detractores. Y yo pregunto una vez más ¿acaso no podemos ser libres y actuar o pensar en libertad? ¿Eso es la Democracia?

miércoles, 24 de febrero de 2010

Trasgesión, ignominia y vergüenza

Como siempre, me entero tarde de las polémicas. Uno de los motivos por los qué sucede esto es por la nula atención que le presto a la televisión. Mientras veo Sé lo que Hicísteis, como viene siendo habitual a diario, me encuentro con un individuo que, lejos de respetar y acatar la decisión de haber perdido la candidatura a representarnos en Eurovisión, empieza a tocarse la entrepierna, profiriendo una cantidad de insultos y palabrería obscena, acompañada de bailes que rozan la infamia y sobrepasan los límites de la ignominia. Un candidato perfecto a esa Gañanada del día que tanto me gusta, pero que ni siquiera se merece, pues no es interesante ni para dar asco, aunque sí meritorio del más desprecio en forma de olvido, pues su actuación debe ser relegada al limbo de la ignorancia. No merece mención alguna, ni que se hable de él, pues su ambición es la fama parasitaria, esa carente de oficio o beneficio, que catapultará a la cresta de la ola a un apologista del machismo más vomitivo, apoyados por el morbo barato y el mal gusto de carroñeros directores de contenidos y una sociedad que ensalza los valores del insulto y ríe algo exento de gracia alguna. Porque, hablando claro, excluyendo la retórica, el otro día en la Gala de Eurovisión, se sobrepasaron los límites de la libertad de expresión, ya que se ofendió, insultó y vilipendió gratuitamente. Todo por carecer de deportividad a la hora de aceptar el resultado de una votación.

martes, 23 de febrero de 2010

Cabrones, canallas y ciudadanos

Con respecto a la violencia de género, todavía tengo muchas dudas, tantas como motivos de mi rechazo. Me pregunto por qué se sigue viendo como algo que pertenece al ámbito de lo privado. No soy capaz de comprender ni entender, y mucho menos tolerar, que haya mujeres que defienden a sus agresores, siendo capaces de insultar, vapulear o escupir en el alma de cualquier ciudadano con civismo que trate de defenderlas cuando están recibiendo una monumental paliza de parte de su pareja, ex-pareja o lo qué sea. Como tampoco entiendo que los medios de comunicación, hambrientos de audiencias sean capaces de pagarles para que insulten a una persona que hacía lo qué su conciencia le dictaba. También me pregunto dónde están las opiniones de las feministas de pro cuando escucharon a cierta persona descalificar a un ciudadano cuyo único interés era salvar la vida de una mujer. ¿Por qué callaron? ¿Acaso la igualdad está en decir que existen miembros y miembras de la sociedad? ¡Venga ya! No seamos más hipócritas ni falsos. No se puede tratar de erradicar la violencia machista mientras se tolere, permita o fomenten valores discriminatorios, mientras no se eduque en igualdad, mientras se calle cuando una mujer diga que por qué se mete en una pelea. Oiga usted, que se hace para evitar que dentro de un tiempo esté en las estadísticas de mujeres asesinadas. Para salvarle la vida. ¿Acaso eso no merece un reconocimiento o un agradecimiento? Pero bueno, mientras se siga permitiendo el poder del macho -que no hombre- seguiremos teniendo un mundo lleno de cabrones, canallas y ciudadanos.

lunes, 22 de febrero de 2010

Canonizando dictadores

Con esta última decisión de aumentar la edad de jubilación a los 67 años, el actual Ejecutivo ha demostrado su verdadera cara, la de unos dictadores explotadores que, en nombre de la Democracia, hacen lo qué les da la gana. De nada cuenta la opinión del pueblo, pues como me dijeron tiempo atrás en un e-mail remitido desde la Presidencia el Gobierno, ellos decidirían como estimasen conveniente. Es tan evidente este comportamiento totalitarista, que personas que lucharon por Democracia y se enfrentaron al dictador, estén opinando que José Luis Rodríguez Zapatero está consiguiendo hacer un santo varón a Franco. Es muy fuerte que se esté perdiendo la fe en la Democracia, por culpa de unos políticos que sólo saben viajar y negar la evidencia. Me da igual de un bando o de otro. Pero no se puede tolerar que la voz del pueblo plantee y pida el regreso de una dictadura. Porque esa época donde las libertades eran una utopía no debe repetirse, y hay que hacer algo. Se debe respetar al pueblo que vota, pues no somos papeletas electorales. Somos personas, que no tenemos por qué soportar ni tolerar que se recorten nuestros derechos, ni nuestras libertades, porque al político de turno se le antoja nadar entre estadísticas en su despacho, ignorando el sentir general. Espero que la manifestación de mañana sirva para algo, aunque siga pensando que los sindicatos han actuado mal y tarde.

domingo, 21 de febrero de 2010

Gladiformers: Crítica de la película

Si alguien plantea dudas de mi frikismo, es que apenas me conoce, pues sólo alguien como yo es capaz de ver una película de serie Z a propósito. Gladiformers es tan mala que supera con creces cualquier cosa que haya visto en años. Ni siquiera Bailando en la Oscuridad de Lars von Trier consigue mantenerse en ese ránking de filmes a olvidar. Los Gladiformers son robots gladiadores, que pelean por la máxima calificación en un torneo que no se sabe muy bien para qué sirve. Una animación pésima, una imagen peor, y unos diálogos absurdos se convierten en la peor cinta que haya visto en mi vida, cuyo recuerdo permanecerá en mi memoria, indeleble, recordándome que lo cutre a veces es muy cutre, y no algo divertido, pues esta película está exenta de toda calidad posible. Como anécdota puedo contar que se atreven a hacer una secuela, que debe ser cine de auténtico terror, no siendo capaz de imaginar cómo será dicha segunda parte. Sinceramente, no creo que Gladiformers se convierta en una película de culto. De hecho, no estoy seguro que sea capaz de optar siquiera a una candidatura de premios. Es una mala película. Punto. No hay más que decir. Su ausencia de calidad hace que me niegue siquiera a ofrecer cartel, ficha técnica y trailer.