viernes, 29 de enero de 2010

Obituario: J. D. Salinger

Cuando tuve por primera vez en mis manos El Guardián entre el Centeno, de J.D. Salinger, no entendí por por qué no había una foto de su autor en la contraportada, ajeno a todo lo qué rodeaba el misterio de este autor, que nos ha dejado a los 91 años, tras estar más de 50 años alejado del éxito y el mundanal ruido, pero sin perder detalle sobre su única obra publicada, denunciando un intento de plagio hace muy poco. Quiero pensar que la popularidad que alcanzó cuando fue publicada la tercera edición le asustó tanto que decidió alejarse de ese triunfo. Leí esta novela a mediados de la década de 1990, porque me lo prestó mi hermano y me picó la curiosidad, pero desconociendo todo lo qué rodeaba a la obra y su autor, hasta que supe que el asesino de John Lennon lo llevaba en su bolsillo. Pero hoy no estamos aquí para hablar de libros, sino de un escritor que escribió una novela, y que se alejó de la fama y la popularidad que le proporcionó aquel trabajo. Al igual que con Jack Kirby, sólo conocí su rostro cuando me enteré de la noticia de un homenaje, que no resultó ser sino un plagio, según dictaminó un juez. Por eso no voy a ilustrar el post de hoy con nada. Recordemos a J. D. Salinger, un escritor que nos ofreció una novela atemporal.

Ultramarines: The Movie


A pesar de las bromas que suelo hacer sobre los Ultramarines, hace un tiempo me llegó un correo electrónico donde se anunciaba la producción de una película sobre dicho Capítulo. Y me gustó lo que vi, porque parece muy atractivo, y el guionista conoce extremadamente bien el universo oscuro de Warhammer 40000, ya que se trata de Dan Abnett, de quién sobran las presentaciones. Al margen de mi simpatía o manía a los Ultrapitufos, la producción de un film basado en este juego es una excelente noticia, y deseo y espero que no caiga en saco roto o el limbo del olvido, como sucedió con la serie Bloodquest, basada en en el ejército con el que juego, los Ángeles Sangrientos, que nunca llegó a terminar de desarrollarse, pese a verse los diseños de producción online. De momento, ya he visto las primeras fotos de los diseños conceptuales, y atraen muchísimo. Esta historia parece prometer. Como en otras ocasiones, las dudas me asaltan, y los temores a que productores que sólo piensan en la taquilla aporten sus ideas, que nada tengan que ver con la historia, me hace tener miedo a que un proyecto de tal envergadura y calidad se queden sólo en eso, un proyecto mancillado por un puñado de euros.

jueves, 28 de enero de 2010

Trepas

La gente que quiere subir peldaños a costa de cualquier precio no entiende de clases sociales, ni de nivel socioeconómico. El otro día, durante un partido de fútbol, un tal Cristiano Ronaldo, golpeó en la nariz a un jugador rival, rompiéndosela, en una jugada que puede ser definida de cualquier forma, menos deportiva. Como el fútbol me parece un patraña aparte de un deporte absurdo y ridículo, no puedo aportar más información del encontronazo porque no lo vi. No obstante, quiero hablar del comportamiento vergonzoso de este señor, aficionado a las señoritas de compañía de alto standing y a las fiestas más exclusivas, al cual sólo le importa ser el mejor, sin importarle si agrede, hace daño o trata al resto con la punta del pie, con una prepotencia digna de los dioses griegos. En su lucha por alcanzar la cima, no duda en olvidar la deportividad y el compañerismo, haciendo gala de su habitual egocentrismo. Y todo ante la mirada cómplice del resto, que le ríen las gracias. Todo porque gana 13 millones de euros al año, y el club que lo compró pagó 93 por su ficha. Nadie cuestiona si está bien o no. Así escala puestos cualquiera, a base de codazos, literalmente. Y eso no debe ser permitido. No es de recibo que el deporte olvide o permita la ausencia de deportividad, valga la redundancia, que el vil metal tenga prioridad antes que el respeto. Que la gente, que las personas quieran evolucionar es algo digno de admiración, pero que se quiera aspirar a lo máximo a cualquier precio debe ser rechazado y jamás tolerado. Da igual si es ese tal Cristiano Ronaldo o si es el vecino del 5º. No tienen derecho a pisotear a nadie.

miércoles, 27 de enero de 2010

Activismos

Hay veces en las que soy incapaz de soportar y/o tolerar activistas y activismos varios, pues sus ideas y actuaciones se suelen parecer en más de una ocasión a los comportamientos más intolerantes, reaccionarios y dictatoriales que el ser humano es capaz de tener. El otro día, mientras salía de comer de un restaurante de comida rápida, pues me apetecía un poco de comida basura, se me acercó un miembro de una asociación para el tratamiento ético de los animales, a darme un folleto explicándome cómo terminaban sus días los animales cuya carne era destinada a estos sitios, un hecho que conozco bastante bien, pues tengo amigos carniceros y me suelen explicar el proceso. Ahíto de esa cultura norteamericana que se ofende al ver de dónde provienen las diferentes viandas, le respondí a este señor que yo sabía muy bien cómo se trataban a las diferentes especies de ganado, pues trabajaba en un matadero, y me llevaba ocho horas diarias entre carne recién muerta, algo totalmente incierto, pues ya sabes, querido lector, querida lectora, que mi trabajo es otro. La reacción de este activista no se hizo esperar, y al grito de asesino trataba de usarme como ejemplo de ser vil y cruel contra el que había que luchar. Con más pena que otra cosa, ignoré al pobre vegano, sin responder a sus gritos, porque no merecía la pena, aunque me hizo reflexionar sobre los activismos extremos y su falta de respeto y tolerancia, pues nos tratan de imponer y exigir una filosofía de vida, sin respetar nuestras dietas, pensamientos, o aficiones. No estoy en contra del activismo, de la lucha. Es más, la veo necesaria. A lo qué soy contrario es a que no se me respete mi libertad de elección, de pensamiento, o de expresión, y por supuesto a que se me insulte o se ponga en duda mi intelecto por apoyar a una causa u otra.

lunes, 25 de enero de 2010

Mundo de Fantasía


Hoy me he dado cuenta de la falta de fantasía en las series de televisión. Aunque es fácil encontrar ficción entre la oferta televisiva de los capítulos que a diario vemos, seguimos o estamos completamente enganchados, echo en falta esos mundos increíbles donde viven seres fantásticos, mitológicos, junto a seres humanos y dioses alejados de la divinidad, aunque no de los superpoderes. Es cierto que tenemos series como Perdidos o Blade, pero nos falta la capa y la espada, como antaño se reflejaba en Hércules o Xena, directas herederas de Jasón y los Argonautas, tan populares en la ya lejana década de 1990. Recuerdo con algo de nostalgia la primera vez que vi La Historia Interminable, y cómo se trataba de luchar por salvar el Mundo de Fantasía, pues era devorado por un Nada devastadora, que, al igual que el cáncer devoraba todo a su paso, sin dar tregua. Hoy se hace muy buenos trabajos de ficción, pero habría que reclamar el espacio que corresponde a los Mundos de Fantasía, que tan bien supieron recrear creadores como Jim Henson, Guillermo del Toro o Ray Harryhausen. No es justo que sólo veamos ficción y que las series fantásticas sólo se puedan disfrutar en DVD o que nunca se editen por exigencias de un mercado en decadencia .

domingo, 24 de enero de 2010

Los Increíbles


Brad Bird
Brad Bird
Michael Giacchino
Craig T. Nelson (Bob Parr/Sr. Incredible),
Holly Hunter (Helen Parr/ chica elástica),
Samuel L. Jackson (Lucio Best/Frozono), Jason Lee (Buddy Pine/Síndrome),
Dominique Louis (Bomb Voyage)
Buena Vista




Mi buen amigo Juan B. me dijo en cierta ocasión que es la mejor película de superhéroes, junto a El Protegido, y la verdad es que no le falta razón, si no la tiene toda. La cinta refleja como pocas la vida de un enmascarado, con sus éxitos y fracasos, es decir como nunca antes se ha planteado. Tras muchas adaptaciones al celuloide de tebeos como Supermán, Batman, Spiderman o Wathchmen, más fieles o no, mejor o peor logradas, Los Increíbles es un muy buen film, altamente recomendable por su ritmo narrativo, su fino sentido del humor y su originalidad a la hora de tratar el mundo de los superhéroes, lejos de perfeccionismos, cuerpos esculpidos a base de gimnasio y heroísmo propiamente dicho, pues a Mister Increíble, por ejemplo, le sobran unos kilillos. No puedo dejar de elogiar el trabajo de Pixar, uno de los mejores que he visto en los últimos tiempos, convirtiéndose en otra de esas películas que merece la pena ver, no una sino varias veces para poder apreciar el detalle, el conjunto.