lunes, 27 de diciembre de 2010

Jamón, moros y cristianos

Cuando el esperpento, la anécdota y la ridiculez se transforman en cosas serias y ofensivas, cabría reflexionar qué esta fallando. No hace muchos días, un niño de religión musulmana se sintió ofendido porque su profesor habló del jamón en clase, mientras explicaba el clima de una zona determinada de España, llegando sus padres a denunciarlo por este hecho, un acto tan absurdo como totalitario, intransigente o intolerante. Olvidaron, no quisieron hacer caso o conocer a Cervantes cuando ponía en boca del Quijote aquella frase que le dirigía a su escudero, Sancho, para indicarle que donde fuese hiciese lo que viere, negándose a adaptarse a una sociedad donde la mayoría es vapuleada no por una mayoría diferente, sino por individuos que no entienden de respeto y sí lo exigen. A mí, poco me importa la religión de ese impúber ofendido, pues pienso que cada cual puede y debe creer en lo que desee o le hayan educado. Lo que no voy a consentir es que por un comentario que sirve de ejemplo para una explicación se ponga en entredicho a un profesor. Por esa regla de tres, películas como Pulp Fiction o Babe el Cerdito Valiente deberían estar prohibidas o censuradas, pues la primera tiene un excelente diálogo de Samuel L. Jackson con John Travolta sobre el cerdo, y la otra que me sirve para ilustrar, está protagonizada por uno. De no ser por este clima de intolerancia reinante, con todo políticamente corresto, me echaría a reír por la gilipollez de un niño que lo único que ha aprendido es a imponer su criterio, sin importarle el del resto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante