viernes, 12 de noviembre de 2010

Apellidos

Entre la mala gestión de un gobierno tan incompetente como inútil, esta crisis, de la cual no salimos ni a la de tres o las corruptelas corruptas de la corrupción, sumadas a la telebasura y otros entretenimientos para el pueblo llano, nuestro Ejecutivo no tiene otra cosa más importante que hacer que legislar sobre el orden de los apellidos. Bajo el argumento de la (supuesta) igualdad o no sé que estupidez supina, dejan en manos de un juez la última palabra si no hay acuerdo entre ambas partes, que usaría el lógico criterio del orden alfabético para finalizar disputas. Parece que a estos apologistas de la progresía, la tradición les parece una maldición, como diría La Polla Records en su canción Cara al Culo. Aparte, países con más modernidad que España, como es el caso de Francia o Estados Unidos, hacen que la mujer adopte el apellido del marido, y nadie pone en tela de juicio la igualdad entre hombres y mujeres. Con una ley que no es más que una cortina de humo, la gente olvida que ya se puede cambiar el orden de los apellidos. Dudo mucho que la gente acuda en masa para ésto, porque España es un país tradicional, de profundas y arraigadas tradiciones, valga la redundancia, y tenemos cosas más importantes en las qué pensar, y no en tales paparruchadas sin sentido.

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