jueves, 15 de julio de 2010

La identidad de los héroes


Con apenas pocas referencias sobre la Guerra Civil que enfrentó a los Superhéroes Marvel, y la muerte de Steve Rogers, el Capitán América, sólo puedo decir que aquello se produjo por la sugerencia del Gobierno estadounidense para hacer un registro público de enmascarados, como se produjo años atrás en la creación del Acta de Registro Mutante, aquel apartheid que discriminaba a mutantes y no mutantes en lo que recordaba la realidad social de aquel momento.
Tradicionalmente, los héroes han ocultado su identidad para proteger a sus familiares y seres queridos de sus enemigos, evitando así el daño y muerte de inocentes, así como daños colaterales, pues no son disputas de patio de colegio y es habitual ver villanos totalmente desquiciados por mil motivos, que convendría analizar profundamente unos conocimientos de psicología que no poseo, capaces de destruir el Universo si con ello logran acabar con su némesis. Sin embargo, historias como Civil War nos muestra ese control que quiere ejercer el poder en nombre de la seguridad, y cómo quiere destruir los valores que los héroes enmascarados representan, al querer hacer un registro de los mismos, y ordenar, desde el Gobierno, quiénes son los villanos a combatir, sin importar si en el pasado han sido compañeros de fatigas. Me parece muy rastrera la politización del superhéroe, sobre todo si se corrompe su esencia al revelar quién está detrás de la máscara y tratarlos como a peleles del poderoso de turno, al que sólo importará apoltronarse en el sillón, mientras ordena conflictos o guerras. No obstante, este argumento es más que perfecto para denunciar públicamente todo aquello que pasa desapercibido entre tanta cortina de humo y distracción superficial, ya que de otra forma es imposible enterarse, y los cómics se convierten en heraldos de una Verdad censurada de forma sutil por aquellos que no quieren que se conozca.

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