jueves, 1 de julio de 2010

Generando beneficios

Un par de horas antes del partido que enfrentó a la Selección Española con la Portuguesa, mantenía una conversación con una amiga a la cual explicaba que no me da la gana de apoyar a Combinado Nacional porque no era mi prioridad en la vida mostrar mi respaldo a unos pijos puteros, golfos y analfabetos que ganaban un inmerecido millonario mientras corrían detrás de un balón. Ella me replicó que estaba equivocado, porque ese salario era el resultado de unos pingües beneficios dados por la venta de camisetas y otros menesteres. Aquello me hizo reflexionar y preguntar si oncólogos, pediatras o médicos de otras especialidades, así como otras profesiones como la enseñanza o función pública deben pagar por prestar sus servicios, ya que las empresas que les contratan no producen beneficios, sino todo lo contrario. Un planteamiento tan escandaloso como ridículo. No obstante, nadie se parará a meditar esta descompensación económica. Y es que, a mi entender, los futbolistas son parásitos que no aportan nada productivo a la sociedad, por muy decadente que ésta sea. Roza el escarnio y sobrepasa la ignominia que se destinen inmensas fortunas a la nómina de un pelotero y se trate de ahorrar en investigación contra el cáncer, el alzheimer, sida o cualquier otra enfermedad, mientras la gente lo permite, mira a otro lado y es incapaz de reaccionar porque no lo desea.

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