martes, 1 de junio de 2010

Incomunicación

Son muchas las estampas cotidianas que reclaman mi atención diaria. Unas las observo, otras las ignoro, alguna la olvido y muchas no. Hace relativamente pocos días, cuando me dirigía a comprar la prensa diaria, vi un padre acompañando a su hijo a la escuela. Aquello que parecía una imagen tan cotidiana como típica de nuestra sociedad, me hizo detenerme a observar, sin detener el ritmo de mi camino, un pequeño detalle que podría pasar desapercibido para cualquiera: el progenitor llevaba unos auriculares y un mp3 3n el bolsillo de la camisa. Nunca antes había contemplado tanta incomunicación, tanta soledad, y por qué no, tanto desprecio. Aislado del mundo, sólo cumplía con su obligación, sin ofrecer una pizca de cariño a su vástago, un comportamiento harto inaudito, cargado de falta de afecto y de mucha soledad. Un niño cuya gran mochila no era tan pesada como el peso de la ignorancia que debía soportar. Sin ser apologista del aborto, ni siquiera plantearlo, me pregunto para qué diablos se tienen hijos, si después se van a criar siendo ignorados de forma constante, y en ausencia de lo importante, que suele ser paliado con la compra de bienes materiales como una videoconsola de última generación, la televisión con tecnología 3D's o cualquier objeto que supla el amor no entregado. La educación y cuidado de un hijo no se limita a traerlo al mundo y alimentarlo. Hay muchísimas más cosas, entre las cuales está prestarles la atención debida y merecida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante