domingo, 13 de junio de 2010

Ángeles a contraluz

El Sol de aquel desértico planeta descargaba sus calurosos rayos con su máxima plenitud, agotando a los foráneos del lugar, a los osados que decidían no resguardarse del calor que castigaban las horas centrales del día, aunque a ellos no les importaba, pues estaban fuera de sí, de toda lógica o inteligencia. Entre gruñidos y comportamientos animales, tres exploradores vestidos con el uniforme de color rojo sangre buscaban alimento, sin importar aquello que les nutriese o saciase su apetito. Con la boca tan encarnada como sus armaduras de caparazón, sólo obedecían a la Rabia Negra, el defecto del Capítulo al que un día pertenecieron, y del cual fueron expulsados porque un inquisidor les salvó la vida. Ellos no recordaban nada de aquellos instantes. Sólo tenían visiones del sacrificio de Sanguinius y de su muerte. En ese momento el Sol se cubría con una sombra, que mostraba el contraluz de una figura angelical, dorada, que los deslumbró e hizo que se calmasen, que entrasen en razón. El hermano Alhieri supo de quién se trataba, pero no creía que fuese realidad, ya que se trataba de un mito, una leyenda que en Baal y el resto de la Galaxia se comentaban de forma habitual. Algo de cordura le hizo diluir el recuerdo de su Primarca y su sacrificio...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante