lunes, 15 de marzo de 2010

Requiem por la Cultura

Con pesar, tristeza, y desgraciadamente, falta de asombro, me entero única y exclusivamente por la prensa que no hay fondos para reconstruir la Torre del Homenaje de Constantina, derribada por el temporal y la desidia, el olvido y la falta de atención de la política en todos sus aspectos, ocupada en favorecer el comercio cultural con cánones que gravan las nuevas tecnologías para regalárselos a una sociedad de gestión que omite actuar por su nulo rendimiento económico, ya que no genera ningún tipo de taquilla. Convertida en cascotes y escombros, la Torre del Homenaje de Constantina ha sido echada abajo por unos cañones aún más destructivos si cabe que los de la guerra: los de la ignorancia supina, que dispara proyectiles para destruir los pocos rescoldos que quedan de la Cultura, valga la redundancia, como la revista Renacimiento, de la cual se publica su último número. Esos cañones manejados por artilleros con órdenes de idiotizar a la sociedad, con la metralla del entretenimiento soez para evitar que se piense, se plantee o se sea inteligente ni lista, que nada tienen que ver. La cultura no debe morir. No debemos ser cómplices de su asesinato por parte de aquellos que quieren convertirla en un rentable negocio y piensan que una cosa es buena o mala si vende millones de copias. La cultura debe ir más allá del mercantilismo capitalista y comercial, porque es más que eso, y tratar de destruirla debe ser algo imperdonable y punible.

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