sábado, 6 de junio de 2009

Tecnofobia: más apuntes

Pocos vestigios quedaban de la ciudad que antaño fue conocida como Los Palacios y Villafranca. Convertida en una gran megalópolis, albergaba a la alta sociedad del momento, aquellos nobles alterados con implantes biónicos y alteraciones genéticas. En una noche eterna, el ejército de los Duques del Dragón, nombre que designaba a la casa nobiliaria a la que perteneció el destino de aquél pueblo,cuatro mil años atrás. Los alrededores de palacio estaban rodeados por aquellos tecnófobos que carecían de los más básicos derechos, como la vida. Nadie se explica el retroceso en libertades individuales y colectivas, ni cómo volvieron a lograr el poder absoluto aquella nueva clase nobiliaria, que establecía grandes feudos en los cuales campaban a sus anchas, mientras el pueblo se moría de hambre y enfermedades. La situación era insostenible, pues la opulencia sólo era para unos cuantos, ocupados en grandes celebraciones, grandes torneos y grandes derroches, lejos de la realidad que les rodeaba. Pero el germen de la revolución empezaba a gestarse. Se llamaba Theresa, y había perdido a dos de sus hijos a manos de uno de los guardianes biónicos del Duque del Dragón, porque se negó a yacer con él en su noche de bodas. Aquel futuro recordaba al Alto Medievo, y era necesario cambiarlo. La gente, el pueblo llano, no estaba dispuesto a seguir oprimido. Las leyendas hablaban de libertad, de igualdad, y sabían que eran ciertas, no cuentos de viejas...

viernes, 5 de junio de 2009

Friki, pero no tonto

Una de las cosas que más me llama la atención es el hecho de ser tomado por estúpido, por el hecho de ser diferente al resto. ¡Cuántas veces habré escuchado que por leer tebeos, pintar muñequitos o jugar al rol no me doy cuenta de la realidad! O cuántas veces habré tenido que soportar que niños de papá que van de frikis utilicen dicha palabra como sinónimo de estúpido. Y eso no es así. Ser friki es un estilo de vida, no un capricho de la edad. Ser friki significa ser diferente, evadirse cuando es necesario, pero lo que no voy a tolerar es que nadie, y digo absolutamente nadie, utilice la palabra friki para llamarme estúpido. No me va a dar la gana. No voy a tolerar que el día que llegue una mujer a mi vida se ría de mí por mi filosofía de vida. Como no voy a aguantar a aquellos y aquellas que piensan que a mi edad ya podría estar haciendo otras cosas más productivas como ¿qué? ¿Destrozar una ciudad si el Betis baja a segunda o llorar por lo mismo? A ver, quede bien claro, una vez más que soy como soy, con mis defectos, mis virtudes, mis frikadas que me hacen sentir orgulloso de lo qué soy, de amar a una mujer incondicionalmente, sin engañarla(como muchos de los que comparan el frikismo con la estupidez), de entregarme sin reservas, de no mentir, de ser leal. Mucha gente normal debería saber que ser friki es ser persona, y que las críticas por ser diferentes sobran.

miércoles, 3 de junio de 2009

Momentos de intimidad

Cuando se toca la expresión momentos de intimidad, no es nada raro ni extraño pensar en sábanas, cuerpos desnudos, gemidos y sexo, ya sea compartido o en solitario. Sin embargo, muy pocas personas se paran a pensar que esos momentos de intimidad puedan suponer una cena con alguien que te importa, unas risas desaforadas, o unos llantos desconsolados, alejando los verdaderos momentos íntimos de lo qué son y la importancia que tienen. En los últimos meses he vivido muchos de esos momentos, que guardaré para mí, aunque os cuente, les cuente que los he vivido. La intimidad es algo que corresponde a cada persona y su libertad, y en él, en élla está revelarlos o no. No voy a entrar si debe hacerse o no, pues son decisiones demasiado personales como para opinar tan a la ligera. La intimidad, las intimidades y sus momentos son tan personales que hablar de ello se presenta una empresa harto difícil y todo un desafío para quién desee hacerlo. Por eso me he atrevido a contaros, a contarles, sin miedo ninguno, sin red que es importante conservar lo vivido, lo soñado, lo divino y lo humano, lo trivial y lo profundo y que desvelarlo o no es algo que sólo corresponde al individuo y su inteligencia, y no a la masa, ese ser asustadizo y torpe que tanto daño nos hace.

Fracasos y secundarios de lujo

El interés por destacar, por ser los mejores en todos es tan cruel como ridículo. Esa imagen de fracaso asociado a quién no consiga llegar a la cima, encumbrándola siendo el número uno, el puto amo o el fucking crack(foquincrá, como yo lo escribo) está tan salpicada de mezquindad como de mierda. Yo no creo que ser el segundo en un premio sea perder el concurso. Es todo un mérito alcanzar la meta, resistir el embiste del éxito y lograr una bien merecida medalla de plata. Eso debería alentarnos a seguir trabajando. Se vende mucho el éxito rápido, las efímeras glorias y mieles del éxito al ganador, a la ganadora, pero no dicen, como decía aquella profesora de la serie Fama(la de los '80) que es algo que cuesta, un trabajo duro. No debemos desalentar a las personas porque no estén arriba del todo, ya que ello lleva una gran responsabilidad. El caso de Susan Boyle es el de cualquier persona que, falta de autoestima, llega a lo más alto, sin estar preparada, sin ser preparada para dicha empresa. Y es normal que se venga abajo. Tanto convencerla de que iba a coronar el monte de la popularidad que el verse vencida, que no derrotada por un grupo de danza la hundió. Nadie le explicó, le dijo que su logro era muy importante. Tan sólo la enseñaron que era la mejor. Pero no que podía existir alguien mejor.

lunes, 1 de junio de 2009

Cosas que nunca entenderé

Que la sociedad estadounidense nos sorprende día a día con sus comportamientos, normas y situaciones sorprendentes, es la tónica habitual de las noticias. Pero cuando se trata de la doble moral, de las moralidades y moralinas, no resulta difícil sorprendernos, llegando incluso a criticarlos. A mí me hace gracia ese derecho constitucional a poseer todo tipo de armas para defensa propia. Alegan que pueden ser invadidos por el rey de Inglaterra o cualquier otra excusa más inverosímil si cabe, pero son incapaces de ver las matanzas que suceden a su alrededor o los asesinatos u homicidios que pasan al lado de su casa. Esa imagen del campesino en el porche de su casa con la escopeta de dos cañones que tanto se da en la América profunda es socialmente aceptada. Sin embargo, en tanto y en cuanto nos referimos a cuestiones de sexo, nadie osa hablar del tema a no ser que sea para condenar su práctica o censurar cualquier tipo de comportamiento. ¿A dónde quiero llegar con esto? Pues a la condena de varios años de cárcel a un coleccionista de tebeos por tenencia de material pornográfico. Esto que aquí es impensable, y que puede resultar hilarante, en Estados Unidos es tan serio como los atentados de las Torres Gemelas. Miedo me daría mudarme a territorio norteamericano, pues yo también tengo mis tebeíllos guarretes, como varias obras que adquirí cuando tenía unos años menos y mi pelo ni siquiera empezaba a ser plateado por las nieves del tiempo, como diría Gardel en su tango. Pienso que es una soberana estupidez meter entre rejas a alguien por unos tebeos. Al fin y al cabo, como la vida y la muerte, el sexo forma parte de nuestra naturaleza.

Bailando en la Oscuridad



De todas las películas malas a las que me he enfrentado, tan sólo hay una que puedo decir que es mala, mala, mala a más no poder, aunque la crítica y la clase intelectual hablen de una obra maestra. Bailando en la Oscuridad es un timo, una cinta hecha para espantar al espectador, a la espectadora de la sala donde se proyectaba. Con una historia deprimente como pocas, a la protagonista(Bjork) no le van las cosas mal, sino peor. Rodada cámara al hombro, sin dejar tregua salvo en las canciones, que usaba el trípode, Lars von Trier rodó un truño que me hizo que jamás volviese a ver un trabajo suyo, por muy bueno que me dijesen que es. Para mí, esos premios obtenidos, esas menciones carecen son excesivas, pues considero que su director no pretendía otra cosa que reírse del público, y lo peor, que sería alabado y peloteado por un producto donde su calidad es demostrable. Para mí dice más una película de esas tachadas como cine comercial o convencional que tres horas de cámara al hombro, capaces de alentar al suicidio a quién vea Bailando en la Oscuridad en sus horas bajas. Así que mi recomendación es que si no la habéis visto, no la han visto, la pérdida no es tan grave. Para mí es extremadamente prescindible.

domingo, 31 de mayo de 2009

El Secreto Draconiano

Siempre se creyó que los dragones pertenecían a un época legendaria, oculta en la noche de los tiempos, aquellos en los cuales vivía la magia, y la tecnología era confundida con la hechicería y la superstición. Aquellos gigantescos saurios no dejaron nunca de existir, pero tampoco se dejaron ver, debido a las innumerables leyendas que siempre relataban la caída del último dragón y su decadencia. Aquellas leyendas que hablaban de cruentas guerras en el cielo, de sangre derramada que al contacto con la tierra se transformaba en rosas y de santos caballeros de brillantes armaduras que defendían a los habitantes de los pueblos de la ferocidad empleada por estos seres que, al igual que los humanos, tenían sus dilemas interiores. En un mundo extremadamente tecnológico, alguien osó perturbar y descubrir el Secreto Draconiano, desvelando así lo qué muchos creían extinguido. Los cielos se oscurecieron a plena luz del día, y durante días no se dejaría de escuchar el rugido de estos temidos seres mitológicos. Nadie encontraba explicación para aquella inesperada invasión, que aterraba a todo el mundo. Los gobernantes no sabían qué hacer, y los ejércitos esperaban la orden de abrir fuego...