miércoles, 16 de diciembre de 2009

El Gran Vázquez


Contacté con Manuel Vázquez seis meses antes de su fallecimiento, por una de esas causalidades de la vida, gracias a un amigo que me lo presentó mientras desayunaba en casa de éste. Mi respuesta a tal sorpresa fue: ¡Coño!. Y ahí hablé con él por primera vez, convirtiéndose en una amistad que duraría hasta su muerte en octubre de 1995, hace ya 14 años. Durante esos meses aprendí muchísimo de él, y hablamos de lo divino y de lo humano, de las cosas más triviales y las más profundas, siempre con una carcajada, pues era así. Cuando le preguntaba cómo debía llamarlo, me respondía que con que me dirigiese a él como Su Ilustrísima bastaba, diciéndome después que la modestia es para los tontos, frase que haría mía días después de su muerte y que estoy seguro que me la habrás escuchado en más de una ocasión, querido lector, querida lectora. Nuestra amistad no fue postal, sino telefónica, y hablábamos de vernos en Granada en marzo, muy ilusionados, mas el destino no lo quiso así. A mí se refería como su pelmazo favorito, y se enfadaba si no le llamaba, diciéndome que él no podía llamar. Guardo muy buenos recuerdos de don Manuel Vázquez, su Alteza, como me dijo la primera vez que conversamos, y deseo ver la película biopic que Oscar Aíbar está dirigiendo, aunque todavía no sé si con lágrimas en los ojos o con una sonrisa en los labios.

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