lunes, 28 de septiembre de 2009

Destino Woodstock



Con su particular visión del cine, Ang Lee nos transporta al fin de semana en el que se celebró el Festival de Woodstock, en mitad del campo, en la América Profunda, lejos de la gran ciudad y la Gran Manzana que es Nueva York. En el verano de 1969, Elliot, que trabajaba como decorador en Greenwich Village, en Nueva York, se ve obligado a regresar al pueblo para salvar el negocio familiar, El Monaco, un cutre motel que está a punto de ser embargado por el banco.
Durante cerce de dos horas, Ang Lee nos transporta a aquel fin de semana de mediados de agosto de 1969, enseñándonos los preparativos del montaje y posterior celebración del mítico festival. Con algún guiño la película de Milos Forman Hair(uno de los organizadores viste como Berger) y rodada con estética de documental, Destino Woodstock es de esas películas que, si bien dista de ser una obra maestra, porque no lo es, entretiene y hace reflexionar sobre una época en la que el movimiento pacifista se desarrolló de una forma importante, un tiempo donde la Paz era una prioridad, y no el rechazo a las guerras. No quiero decir con esto que tiempos pasados fueron mejores, porque cada época tiene su momento. Sólo quiero reflexionar sobre esa falta de ideales, buenas vibraciones y buen rollo. Me pregunto si alguna vez volverá a repetirse aquel despertar pacífico, aquella revolución sin armas ni violencia, donde el amor inundaba el pensamiento y la masa sólo quería felicidad.

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