miércoles, 24 de junio de 2009

Adiós a un hombre bueno


La muerte del cooperante Vicente Ferrer supone un mazazo para este mundo exento de solidaridad y buenas intenciones, a la vez que cargado y sobrado de materialismo, egoísmo y vilezas. Durante más de 50 años, la labor de Vicente Ferrer y la fundación que creó, que lleva su nombre, se volcó con los más necesitados, con los excluidos socialmente en la India, haciendo una labor inigualable y necesaria. Recuerdo que, hace unos años, lo invitaron a un programa de televisión en España, declinando la invitación, porque necesitaba que ese dinero fuese a cosas más necesarias, como la lucha contra la pobreza y otras injusticias. Ciertamente, queda su fundación, su viuda y sus hijos que continuarán con el legado comenzado hace más de medio siglo. En este mundo podrío u sin ética, del tanto tienes, tanto vales, de galerías de fachadas relucientes con oscuras trastiendas, de dictaduras de la felicidad, la partida de las buenas personas se hace más pesada y el vacío más amplio y difícil de sobrellevar. Ciertamente, Vicente Ferrer nos ha dejado a los 89 años de edad, pero queda su legado, su obra, y gente que la continúe. Eso es lo qué cuenta, lo importante, y no tanto materialismo y apariencias.

4 comentarios:

  1. Pues uno menos, pero uno de los grandes.

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  2. De los que siempre hacen falta, dezaragoza y escasean.
    Un abrazo.

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  3. este hombre formará parte del paisaje. Tanto si caminamos por un vergel , como si lo hacemos por tierra abrupta. Me recuerda a una flor en el desierto, donde la esperanza gana a la dificultad.
    Ojalá la tierra se enriquezca con sus palabras.
    Un beso

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  4. Ojalá tus palabras sean escuchadas, querida Encarna.
    Un besazo.

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