miércoles, 27 de agosto de 2008

Segundo reposo

Tocan otros días alejado de estos lares cibernéticos y ciberespaciales. Hasta el domingo volvemos a cerrar el blog por vacaciones. Ya sabéis. Sed buenos y buenas, comportáos bien, y no hagáis nada que yo no hiciese...

Terminaron los Juegos olímpicos

O los supuestos juegos olímpicos, puesto que nunca ardió la Llama de Olimpia en el pebetero. Durante 15 días todo el mundo ignoró que en China se suprimen libertades, se tortura y la democracia está secuestrada por unos dictadores que se empeñan en dar una apariencia de modernidad, dando unos consejos de obligado cumplimiento a la ciudadanía. No sé las medallas obtenidas por España, pero esta vez, sin que sirva de precedente, tampoco es algo que me quite el sueño. Para mí esta celebración ha sido una competición deportiva más, ya que los ideales de libertad que representan los Juegos Olímpicos no han sido respetados en ningún momento. Afortunadamente ya terminaron, y la próxima cita será en Londres, que sí respetará las tradiciones y todo lo que simboliza el ideal del monte Olimpo. Terminaron unos juegos que nadie osó boicotear, por muchas amenazas que se hicieron y que quedaron en aguas de borrajas. Terminaron los juegos de la vergüenza y la ofensa. Terminaron los juegos políticamente correstos.

lunes, 25 de agosto de 2008

Ya no queda nada de aquello

Con el paso del tiempo las personas vamos cambiando, adaptando nuestras filosofías a los tiempos que corren, o a la madurez correspondiente a la edad, muy diferente a la representada de cara a la galería. El otro día, mientras mantenía una conversación sobre esto, me respondieron que llevaba muchísima razón, que mi físico había cambiado y nada tenía que ver con mi adolescencia... Me pareció extremadamente superficial que esta persona, mayor de edad que yo, sólo se diese cuenta de los cambios físicos, y no de toda la evolución mental, espiritual o interior. Pero tampoco me extrañó mucho, ya que atravesamos una época de superficialidad, donde sólo importa tener la mejor presencia de cara al exterior, sin tener en cuenta las carencias interiores, que no suelen ser pocas. Cada vez es más triste que la superficialidad vaya ganando más adeptos y adeptas , mientras que los valores interiores son olvidados con más frecuencia. Muchas veces me pregunto dónde estarán los pensadores como Victor Hugo, que nos enseñaban la valía y belleza interior. Esta desculturización y realzamiento de las apariencias tiene que desaparecer. Es necesario aceptar a los demás por lo qué nos ofrecen, y dejar que lo hagan, aunque su imagen y apariencia no estén dentro de los cánones exigidos por el resto.

domingo, 24 de agosto de 2008

Fumando espero

El nivel de intolerancia y falta de empatía que algunos fumadores y fumadoras son capaces de llegar a demostrar puede rozar las cotas más altas de la ausencia de respeto. Pese a una prohibición expresa por ley de fumar en sitios cerrados y establecimientos en general, no son pocas las personas que no dudan en encenderse un cigarrillo en cualquiera de estos lugares, o entrar sin apagarlo, demostrando que no tienen ningún civismo, puesto que nadie debe sufrir los humos del resto si no lo desea. No vamos a entrar en lo perjudicial del tabaco, de si es un placer o un vicio. Para eso están los expertos y expertas. Yo quiero hablar como ciudadano cansado y ahíto de ver como mis derechos no son respetados por aquellas personas que obligan y convierten al resto en fumadores pasivos, ya que evitan un simple gesto como apagar el cigarrillo antes de entrar, o lo enciende cuando salen. Son incapaces de preguntar si hay molestia al fumar, ya que dan por hecho que nadie se va a sentir ofendido. Pues bien. Yo sí me siento ofendido, molesto y aludido si alguien fuma donde la ley prohibe. Mis pulmones son míos y no quiero respirar un aire contaminado, pues ya lo hago con demasiada frecuencia gracias a la polución existente, y eso para mí es bastante.