sábado, 15 de marzo de 2008

Relato de la Semana: El cómic

Anochecía en aquella tarde fría y gélida de invierno, en la cual la gente se refugiaba en los stands de la Feria del Libro, donde elegían sus lecturas, comprando novedades o libros de ocasión, para disfrutarlos o regalarlos. Aquello no importaba. Entre tanto libro existía una sección dedicada al cómic. Parecía mentira que el 7º arte tuviese cabida entre los pesados volúmenes exentos de ilustraciones, con páginas impresas en blanco y negro y cubiertas por infinidad de caracteres que enlazaban todo tipo de historias llenas de los diferentes géneros. Me fijé en aquel cómic porque me recordaba a aquellos de la EC, de serie B, que se publicaban en la época en la que yo nací... Una encuadernación de puro pulp americano, así como una maquetación que recordaba a mis tiempos más impúberes, en esos en los que no me vendían aquellos tebeos porque no tenía la edad. Lo adquirí por un precio irrisorio, y me dirigía a casa, con él debajo del brazo, notando cómo el tiempo nos castigaba aún más con sus gélidos alientos, llenos de fuerza, que sonaban como aullidos en medio de una húmeda y oscura noche ausente de luna, que producía vaho cuando se respiraba. Era una sensación de miedo y escalofrío la que recorría mi espalda, así como una intranquilidad y la sensación de sentirme perseguido, haciéndome volver la vista atrás, para comprobar que nadie estaba detrás de mí. Llegué a la puerta de mi casa, quitándome el guante de la mano izquierda, pues soy zurdo y saqué las llaves. Con un temblor, mezcla del frío, el miedo y unos extraños escalofríos que recorrían mi espalda, saqué las llaves, para introducirla en la cerradura. Una vez dentro, el calor del hogar y la luz me daban un poco de tranquilidad para poder disfrutar del cómic en mi salón, con la calefacción que dejaba un clima de lo más acogedor. Nada más abrir sus páginas, una página en blanco con una sola advertencia: ESTE CÓMIC NO DEBE SER LEÍDO EN LA ÚLTIMA CAMPANADA DE LA VÍSPERA DE UN MARTES 13... Pasé la página sin más, y me dispuse a disfrutar de la lectura, totalmente relajado, escuchando de fondo el sonido de mi reloj de pared, que pongo en hora desde que era un crío. Sin darme cuenta, se me pasó el tiempo volando, y escuché cómo aquella herencia familiar nos informaba de la hora que era, lo cual aproveché para concluir, por aquél día, largo y extraño. Me olvidé de la advertencia, pese a comprobar, una vez metido en la cama junto a mi mujer, que era la madrugada del lunes 12 al martes 13, aunque no le dí mayor importancia. Para mí no la tenía, pues la rutina no había cambiado en nada. Tras una noche de lujuria salvaje y enternecedora, ambos dormimos abrazados, para despertarnos como siempre, con prisas por llegar pronto al trabajo. Ella a la oficina y yo al negocio que regentaba desde antaño. Un corto beso de despedida, para después comer juntos antes de volver a la tarea, y regresar exhaustos a casa, donde recibiría una soberana regañina por dejarme algo de lectura en el salón. Teníamos una habitación para guardar sus peluches y mis cómics, libros, miniaturas y demás... Todo era de lo más normal, y nada me hacía acordarme de aquella primera página del cómic, que retomé para empezar a palidecer...
La historia era la mía propia. Se narraban detalles que no había compartido con nadie, aquella última noche víspera del martes 13 que estaba viviendo. Me veía leyendo el cómic, pasando página a página, sintiendo la ansiedad de su protagonista, a quién le faltaba la respiración, pues su vida se estaba consumiendo y escapando lenta y agónicamente, para después caer delante de la mesa, sin vida, algo que jamás pude saber, ya que yo estaba sin vida, en el suelo, con el cómic a punto de mostrar la última página que contenía el final de la historia...

viernes, 14 de marzo de 2008

De cara a la galería

Para muchas personas es más importante la apariencia que muestran que lo qué son. No les importa tener comportamientos reprobables, delictivos o poco aconsejables con tal de dar una apariencia impecable, aparentemente llena de virtudes, pero sólo en apariencia. En Estados Unidos esta doble moral es tan común y habitual que es su forma de ser y su estilo de vida. No son pocos los escándalos sexuales o de otro tipo que salpican a la ciudadanía norteamericana, sobre todo cuando se trata de la clase política. Mientras se condena la prostitución y se promulgan leyes para erradicarla, muchos de aquellos legisladores son consumidores de servicios de lujo, que al ser descubiertos piden disculpas, creyendo que con eso basta. No basta con una disculpa y seguir de tapadillo. Eso es hipocresía. Si se quiere mostrar una imagen impecable, la mejor actitud es actuar de forma impecable. Los demás comportamientos son una farsa muy peligrosa que cuesta trabajo de entender a quienes ven las morales de doble filo como un ejemplo a seguir.

jueves, 13 de marzo de 2008

Colapso en Sevilla


Con este alarmador título, quiero reflexionar hoy sobre algo que ya es tan tradicional como la Semana Santa en Sevilla: las aglomeraciones y los cortes de tráfico. Durante más o menos tres semanas, el centro de la capital queda paralizado al tráfico rodado, y muchas veces al paso de los que por allí nos movemos. Acceder al Casco Histórico se plantea como una aventura digna de Indiana Jones en cualquiera de sus películas o diferentes adaptaciones. Y es que, Sevilla se pone de gala para lucir en su Semana Grande. Evitando polémicas sobre los cortes de tráfico, el fanatismo capillita, que muchas veces nada tiene que ver con el fervor religioso o cualquier otra cosa sobre la que se pueda especular o criticar fácilmente, he de romper una lanza en favor de este engalanamiento para lucir una ciudad bella, que despierta a la primavera y al color, aunque durante el resto del año no dejen de estar presentes. Me alegro poder visitarla tanto como puedo y quiero, pues perderme en sus rincones es una forma que tengo de aprender a disfrutar de los paisajes que para muchos residentes pasan totalmente desapercibidos.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Prensa gratuita

A diario, cuando me dirijo a la facultad, o a realizar cualquier gestión es Sevilla, empiezo a recoger la prensa gratuita que se me ofrece, aparte de los semanarios que en todas las Universidades se distribuyen, amén de los especiales de Semana Santa, Feria, Navidad o cualquier otra cosa interesante que esté por allí. El caso, es que cuando vuelvo a casa, empiezo a recapacitar con la cantidad de periódicos y revistas obtenidos, lo cual no deja de sorprenderme día a día, pues ha habido veces en las cuales me he visto con más de treinta modelos diferentes de periódicos, revistas, fanzines, eso sin contar los folletos publicitarios y la agenda de la FNAC, que mes a mes recojo casi puntualmente el día 1. El caso es que me gusta. Me gusta hojearlos y ojearlos, a la espera de esa noticia extraña que poder comentar, esa actividad interesante, o el perfecto plan para el fin de semana, o el día que sigue. Lo único que debo reprochar es la cantidad de árboles que se talan para dichas impresiones. Es anecdótico y cruel que sea más caro cortarlos que reciclarlos, con la altísima cantidad que se consumen, ya sea en estos impresos gratuitos o en los que pagamos. Pero eso es harina de otro costal, y un buen tema para escribir en otro momento.

martes, 11 de marzo de 2008

Aún sin poder opinar

No han sido pocas las veces que he intentado escribir sobre los atentados de Madrid, acaecidos el 11 de marzo de 2004, lo cual no he conseguido nunca, pues las heridas aún están abiertas, pese a los cuatro años pasados desde la cruel matanza. Ordenar las palabras no resulta nada fácil cuando este tema toca tan de lleno y los recuerdos están tan llenos de dolor. Recuerdo que ese día con perfecta nitidez, aunque los años han pasado y con ellos muchísimas cosas y acontecimientos... Han transcurrido cuatro años desde aquella barbarie, incomprensible, cruel y dolorosa. No quiero entrar en valoraciones políticas, ni de cualquier otro tipo. Tan sólo quiero mantener vivo el recuerdo de 192 personas que perdieron la vida por culpa del fanatismo y el terrorismo. Por ellos y ellas escribo hoy esto, tras cuatro años de silencio, durante los no he podido redactar una sola palabra sobre el atentado que sesgó la vida de esas personas inocentes cuando se dirigían a su puesto de trabajo o lugar de estudios. Escribo por las víctimas del extremismo y de la barbarie terrorista, las que son arrojadas por los políticos de un bando u otro para tratar de justificar lo injustificable e incomprensible. ¿Por qué el ser humano es así?

lunes, 10 de marzo de 2008

Diferentes puntos de vista

Hace un par de días que cambié de de periódico, pues terminé los coleccionables que me ofrecía el diario que leía habitualmente, y el siguiente no me interesaba. He de reconocer que yo soy de los que compra la prensa por los coleccionables, lo que no quiere decir que deje de informarme de la actualidad diaria. Cuando leí el nuevo diario, comprobé la diferencia entre la forma de decir las cosas entre uno y otro. He echado de menos el respeto y la elegancia al redactar lo qué sucede, sobre todo en política. En la opinión, el insulto era una norma habitual, lo que me hace renunciar a la fidelidad en todos los sentidos al este formato de prensa escrita, que sólo ojearé y hojearé para no perder mi visión de la realidad, por muy distorsionada que pretendan mostrármela. Aparte, con tanta prensa gratuita, comprar un periódico con una harta falta de objetividad es ser consciente de ser manipulado. Ahora entiendo las bromas que me hizo un amigo cuando me dijo que si leía tal periódico me dejaría de hablar... Sus noticias son insultos, sobre todo cuando se trata de política y de los representantes políticos, gobernantes o en la oposición... ¿Dónde queda el respeto y la compostura? No entiendo por qué se habla de libertad de expresión cuando se injuria de una forma tan gratuita.

domingo, 9 de marzo de 2008

Muestra de Artes Plásticas al airel libre "Ciudad de Dos Hermanas"


Como cada año, siguiendo una tradición que se remonta a 1996, cargué con mi caballete y un par de cuadros que imprimí ayer al tratarse de infografía. Este año he llegado cerca de las 10 y media, con lo que mi trabajo ha quedado relegado al fondo de la calle, o el principio, según se mire. En pequeño formato, como estoy acostumbrado a desarrollar, he visto a la gente pararse delante de lo allí expuesto. Suelo pasar desapercibido y ver las reacciones de los demás cuando contemplan mis cuadros, y rara vez pregunto la opinión. Este año ha sido una grata sorpresa ver cómo uno de mis trabajos ha sido seleccionado para su posterior exposición en el Centro Cultural La Almona, lo cual me ha emocionado y me ha hecho estallar en emoción. Ya os iré contando cómo va la cosa, e indicaré un plano para que vayáis a ver las obras que allí se mostrarán...