jueves, 28 de febrero de 2008

Barbarie machista

Mientras escribía el post de ayer, hablaba de una sola víctima de la violencia de género, aunque no escribí nada sobre el tema, desconociendo que otras tres mujeres habían perdido la vida a manos de sus parejas o ex parejas. Repetitivas, cansinas y monótonas resultan mis palabras, que son el reflejo del odio y asco que me dan esos machos, faltos de hombría y llenos de una cobardía sin igual, que consideran a la mujer como una propiedad. O eres mía o de nadie, dicen. ¿Cuándo diablos entenderán que las personas somos libres? ¿Cuándo demonios aceptarán que una mujer es una persona igual o mejor que ellos? ¿Por qué demonios no actúa la justicia con contundencia? Las reducciones de pena por buen comportamiento deberían estar prohibidas en estos casos, puesto que son los maltratadores son energúmenos y parásitos sociales, incapaces de asumir una reinserción. No quieren. Es así de claro. Y a los medios de comunicación les pregunto qué hubiese pasado si sólo hubiese muerto Laura. ¿Hubiesen dado la noticia entre tantísimas otras catástrofes? Hace unos días me lo veía venir, y hoy, el programa La Mirada Crítica, de Telecinco ya ha anunciado que la violencia de género ha dejado de ser noticia, por culpa de este mes de principio de año, en el cual 14 mujeres han perdido la vida a manos de seres que se podrían definir como cualquier cosa, salvo la palabra hombres. ¿Hasta cuándo seguiré escribiendo? ¿Cuántos post más volveré a redactar para denunciar esto? No puedo más, no puedo más...

miércoles, 27 de febrero de 2008

Invisibles

Hoy quiero dejar los análisis de la actualidad. No me apetece opinar sobre lo qué sucede en el mundo, pues seguramente volvería a escribir sobre los malos tratos, ya que una chica de 22 años ha muerto a manos de su pareja, y ya se me acaban las palabras, la paciencia y el ánimo, a la vez que mi humor se agria. Aún así, hoy quiero hablar sobre la indigencia y los indigentes. Esos y esas pobres que están por decenas en cualquier ciudad, y que, aparentemente, son invisibles para el resto, para la galería que aparenta y ostenta tener mucho en una farsa consumista, llena de mentes vacías en cuerpos muy sanos, como dirían Fito y los Fitipaldis en alguna de sus canciones. Para mí no son invisibles, ni ignoro su presencia, aunque no colabore con monedas. Sé que existen, que detrás de cada uno de ellos o ellas hay una historia interesante, junto a un aprendizaje formado en la Gran Universidad de la Vida y la Calle. Sus miradas denotan sabiduría, de esa que sólo la experiencia te sabe mostrar, y una profundidad que toca el alma de aquellos y aquellas que osan cruzarla, aunque sea sólo unos segundos.También podría hablar de otro tipo de indigencia, aunque ésta quiero tildarla de presunta, pues si el silencio y la discreción caracterizan a esos seres invisibles, a los otros y otras que se acercan a pedirnos dinero, estos conceptos le son totalmente desconocidos, y su interés es lograr sonsacarnos unas viles monedas, ya que una oferta de comida es mancillar su honor. Me llama la atención esta diferencia de clases, tan evidente, y a la vez tan ignorada.

lunes, 25 de febrero de 2008

Las formas y los modos

La noticia del agricultor que se negó a darle la mano a Sarkozy, y la reacción de éste al sentirse rechazado ha dado la vuelta al mundo. Como si de un antiguo señor feudal se tratase, el Presidente de la República Francesa insulta de forma impune a aquel que no está de acuerdo con su forma de gobernar. Esta serie de personajes son incapaces de aceptar que no todo el mundo les acepta, pues están rodeados de aduladores y aduladoras, que hinchan su ego, haciéndoles creer que son los mejores y los más populares. Pero llega el momento de enfrentarse a la realidad, y se encuentran con algo tan habitual como es no ser bien recibido por todo el mundo. Algo por lo que todos y todas hemos pasado en algún momento de nuestra vida, y que no tiene mayor importancia, pues no es nada grave. Al contrario. Es algo que nos debería hacer crecer como personas. Pero a veces no es así. Tanta convicción de estar en la cumbre y los primeros puestos de una galería que puede soportar o no, esto último se olvida, pues con esos oídos regalados de halagos y peloteo, es imposible tener una visión crítica y real de la opinión del exterior con respecto a la propia persona. Ahí reside el peligro de la megalomanía, que aleja de la realidad. Y luego nos dicen a los freaks que vivimos en nuestro propio mundo, lejos de la realidad.

domingo, 24 de febrero de 2008

Primera entrega de fascículos

Las reacciones del ser humano son sorprendentes, sobre todo cuando se presentan novedades en cualquiera de sus facetas, pues pretenden acapararlas, aunque después no les presten la más mínima atención. Hoy he ido a comprar el periódico, como cada día, y cuál ha sido mi sorpresa al ver que estaba agotado en el estanco donde habitualmente lo adquiero. Desplazándome 25 kms. hasta Sevilla, recorrí más de tres sitios, en los cuales no quedaban ejemplares, ya que el reclamo de esta semana era la primera entrega de una colección dedicada a la cocina, ofrecida de forma gratuita, junto con el diario. Sé que la mayoría de aquellos que hoy compraron la prensa no volverán a hacerlo, ni siquiera se molestarán en leer el libro de cocina, ver el DVD de regalo o terminar la colección que hoy se oferta. Entiendo a las editoriales de estos medios, pues las ventas son escasas, o eso nos dicen, al regalar estas colecciones, o hacerlo a precios irrisorios, aunque después se coticen a precio de oro. Lo que no comprendo es ese interés en hacer acopio de las primeras entregas si después no se van a completar la colección. Que me expliquen a mí de que sirve tener el primer ejemplar de una colección que sólo servirá para montar un barco, una moto o cualquier otra reproducción a escala. Hasta ahora, yo he completado la mayoría de las colecciones por fascículos que he comenzado. No me gusta empezar algo y dejarlo a medias. De hecho, a lo mejor he adquirido libros sueltos de una colección porque su precio en librería supone desembolsar el triple de lo que la entrega vale. Pero eso son casos particulares. No sé por qué la mayoría de la sociedad actúa de esa forma tan compulsiva, privándonos al resto del disfrute de comenzar y terminar algo que nos interesa.

Relato de la semana: El escudo de los Enanos

Tras la larga y encarnizada batalla contra los klénkores, muchos elfos habían muerto, y muchos enanos habían perecido, entre los cuales se encontraba Thurisand, mi amigo, mi hermano. Era un día triste, pues el regreso suponía un agotamiento lleno de dolor, que nos mantenía exhaustos por aquella masacre, acaecida en las Lejanas Tierras. Regresábamos todos, vivos o muertos, pues no dejábamos a nadie, en una comitiva silenciosa, discreta y sin llamar la atención. Los ánimos no eran los mejores para desfiles triunfantes, pese a haber detenido el ataque de aquellos insectos gigantes. Ninguno de nosotros se sentía vencedor, pues el dolor de la pérdida de aquellos que queríamos era muy grande. El silencio era sólo interrumpido por el ruido que los carros y cadenas hacían al pasar, mostrando una imagen distante de lo qué un ejército elfo simboliza y representa.La elegancia que caracteriza a nuestra raza había desaparecido teñida de sangre. Yo acompañaba al cortejo fúnebre enano, al lado de mi amigo, mi aliado, que yacía con su hacha sobre el pecho y su casco alado, que le daba la presencia de un rey, cuando no era más que un soldado.Preparado para unirse a sus dioses, como él deseaba, tal como yo no quería... Las Puertas del Reino se abrieron para recibirnos, con Arhëdel, la Reina Élfica en la comitiva de bienvenida, quien recibiría a Ulthion, su esposo, junto a aquellos que combatieron a su lado. En un intenso abrazo se fundieron, y tras ello subieron al púlpito desde donde dirigiría unas palabras a aquellos y aquellas que nos aguardaban:
-¡Pueblo mío! Hoy regreso de la más cruenta batalla librada por mí y nuestros soldados. He combatido en primera línea, junto a los jóvenes elfos y los jóvenes enanos aliados, para así evitar males mayores. No es costumbre que elfos y enanos reposen en un mismo lugar, pero es mi deseo y mi orden que esta tradición desaparezca, pues ninguno de nosotros estaría aquí de no ser por los Señores de las minas.
»Queda dispuesto que en nuestro cementerio se oficiarán funerales según nuestra costumbre, y según la tradición enana, los cuales serán considerados nuestros hermanos y hermanas, quedando una deuda de gratitud eterna...
Nadie aplaudía. Nadie hablaba. Todos y todas escuchaban y acataban.
Al amanecer ambos pueblos lloraban a sus muertos, en un lamento que iba más allá del grito y el llanto físico. Yo estaba en Palacio, en mis aposentos, invitado por Ulthion, arrancando todas las gemas que tenía, eliminando la pintura, para una vez hecho esto grabar unas runas enanas, el nombre de Thurisand, como homenaje a que valeroso guerrero muerto, que era el más noble de las razas que contra los klénkores combatieron... Desde entonces soy conocido como Valtharion, el Elfo del Escudo de los Enanos.

A Juani Tere