viernes, 1 de agosto de 2008

Reclamando

No recuerdo la primera vez que reclamé lo que me correspondía por un mal servicio prestado. Desde entonces, siempre he exigido mis derechos como consumidor, y hasta ahora, las reclamaciones me han ayudado ver que los servicios prestados por las empresas reclamadas mejoraban. Casi siempre ha sido así, salvo en el tema de los autobuses, que opté por denunciar públicamente a través de estas líneas, pues mis quejas caían en saco roto, hasta hace poco, que empecé a reclamar a la entidad que controla todo el tema de transportes interurbanos de Andalucía. A través del teléfono obtuve respuesta y un par de recargas compensatorias por el mal servicio prestado y las molestias ocasionadas, lo cual es digno de agradecer y me hace pensar que reclamar y exigir los derechos que como cliente y usuario sirve de algo. Al menos he podido comprobar que mi lucha por la mejora de un transporte público en condiciones sirve de algo, aunque después los gerentes de la empresa usen las hojas de reclamaciones como pape higiénico, y permitan que uno de sus trabajadores amenace a un usuario durante 10 años, hecho debidamente reclamado y denunciado hasta la saciedad, y cumpla su amenaza una vez se haya jubilado.

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