domingo, 24 de agosto de 2008

Fumando espero

El nivel de intolerancia y falta de empatía que algunos fumadores y fumadoras son capaces de llegar a demostrar puede rozar las cotas más altas de la ausencia de respeto. Pese a una prohibición expresa por ley de fumar en sitios cerrados y establecimientos en general, no son pocas las personas que no dudan en encenderse un cigarrillo en cualquiera de estos lugares, o entrar sin apagarlo, demostrando que no tienen ningún civismo, puesto que nadie debe sufrir los humos del resto si no lo desea. No vamos a entrar en lo perjudicial del tabaco, de si es un placer o un vicio. Para eso están los expertos y expertas. Yo quiero hablar como ciudadano cansado y ahíto de ver como mis derechos no son respetados por aquellas personas que obligan y convierten al resto en fumadores pasivos, ya que evitan un simple gesto como apagar el cigarrillo antes de entrar, o lo enciende cuando salen. Son incapaces de preguntar si hay molestia al fumar, ya que dan por hecho que nadie se va a sentir ofendido. Pues bien. Yo sí me siento ofendido, molesto y aludido si alguien fuma donde la ley prohibe. Mis pulmones son míos y no quiero respirar un aire contaminado, pues ya lo hago con demasiada frecuencia gracias a la polución existente, y eso para mí es bastante.

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