lunes, 7 de abril de 2008

Divagando

Algunas conversaciones se convierten en un auténtico placer para los oídos y los sentidos, pues llegan a tratarse de interesantes divagaciones sobre todo y nada a la vez. Cualquier tema trivial se puede convertir en uno de los temas más profundos e interesantes que se pueden conocer y compartir. No es necesario tener erudición o amplios estudios sobre aquello de lo que se habla, pues si se pecase de estudioso o estudiosa y erudito o erudita, la pedantería y la arrogancia podría entrar en juego y el desinterés y el aburrimiento serían los protagonistas de una tediosa tarde en torno a una taza de café. Cuando se divaga adornando las palabras y se sabe hacer, proponiéndoselo o no, el aprendizaje es exquisito y excelente, grabando a fuego aquel conocimiento y opinión vertida en esos momentos compartidos y disfrutados. Es difícil que estos momentos se repitan con asiduidad, pues el tiempo a disfrutar es poco y a veces una charla en torno a un café no siempre es un momento para el disfrute y el placer. Espero que no perdamos esa humanidad de la que hablaba hace unos días.

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